divendres, 1 de juny del 2018

El suicidio en Japón

1.- EL SUICIDIO EN JAPÓN HISTÓRICAMENTE
   
1.1 La felicidad: BUDISMO

Los japoneses valoraron la paz mental y el honor en su vida mucho más que la longitud de ésta en si. Mientras el samurai a menudo se suicidaba sobre el campo de batalla o en el tribunal para conservar su dignidad, incontables plebeyos decidieron suicidarse para obtener una vida mejor en la Tierra Pura. En algunas ocasiones, masas enteras de personas se suicidaron al mismo tiempo. En otras, como en la situación representada en la película famosa de Kurosawa " la Barba Roja, " una familia necesitada se suicidaría para evitar el sufrimiento insoportable en esta vida y  de nuevo, encontraría una mejor vida en el mundo siguiente. A menudo los padres matarían a sus niños primero, y luego se matarían; esta clase de shinjuu todavía se pone en práctica actualmente. Una pregunta que se hacen hoy en día aquellos que estudian el budismo y su desarrollo según el territorio: Como los japoneses llegaron a la conclusión de que el budismo premia el suicidio con la resurrección divina?

A nivel popular, el deseo "de dejar este mundo sucio y acercarse a la Tierra Pura" (Enri edo, gongu jodo) fue promovido por monjes como Kuya en el período Heian, y Ippen en el período Kamakura. La tradición de cometer suicidio ahogándose en la costa de un mar u río, orientado al oeste al parecer comenzó en el área Kumano, Sin embargo, rápidamente se extendió por toda la nación con la fe de que la Tierra Pura era la recompensa.
   
1.2 El amor: SHINJUU

Shinjū (心中, los caracteres para ''mente'' ''y centro'' ) se traduce como ''doble suicidio'' en japonés. El término shinjuu se usa para definir cualquier suicidio colectivo en el que las personas, tienen lazos de amor entre si: como amantes, padres y niños, y familias enteras. En el teatro japonés y la tradición literaria, shinjuu és el suicidio simultáneo de dos amantes cuyo ninjo (sentimientos personales), era algo prohibido o no creíble ya fuera por sus clases sociales, o sus profesiones (por ejemplo, una prostituta y su cliente). El doble suicidio era bastante común en Japón en todas las épocas históricas.
Los amantes que cometen el doble suicidio creían que se reencontrarían en la Tierra Pura, por lo que shinjuu se considera la más alta demostración de amor.


1.3 El honor: HARAKIRI /SEPPUKU
El seppuku, harakiri o hara-kiri (腹切 o 腹切り lit. «corte del vientre») es el suicidio ritual japonés por desentrañamiento. El seppuku formaba parte del bushidō, el código ético de los samurais, y se realizaba de forma voluntaria para morir con honor en lugar de caer en manos del enemigo y ser torturado, o bien como una forma de pena capital para aquellos que habían cometido serias ofensas o se habían deshonrado.
La ceremonia del seppuku es parte de un ritual más elaborado que se realiza generalmente delante de espectadores clavándose un arma corta en el abdomen, tradicionalmente un tantō, y realizando un corte de izquierda a derecha.
La práctica de seguir al amo en la muerte por medio del harakiri es conocida como oibara (追い腹 o 追腹) o tsuifuku (追腹).
Previamente a ejecutar el seppuku, se bebía sake y se componía un último poema de despedida llamado zeppitsu o yuigon. En el fatídico momento, el practicante se situaba de rodillas en la posición seiza, se abría el kimono —habitualmente de color blanco, que aún hoy sólo visten los cadáveres—, se metía las mangas del kimono bajo las rodillas —para impedir que su cuerpo cayera indecorosamente hacia atrás al sobrevenirle la muerte—, envolvía cuidadosamente la hoja del tantō (daga de unos 20-30 cm) en papel de arroz —puesto que morir con las manos cubiertas de sangre era considerado deshonroso—, y procedía a clavarse la daga en el abdomen.
El ritual completo consistía en clavarse el tantō por el lado izquierdo con el filo hacia la derecha, cortar hacia la derecha firmemente y volver al centro para terminar con un corte vertical hasta casi el esternón. Pero, naturalmente, esto resultaba demasiado doloroso y al mismo tiempo desagradable para el público. Fácilmente podía resultar en la salida de parte del paquete intestinal que se desparramaba por el suelo. Además el samurái no moría al instante, sino que sufría varias horas. Puesto que ni el practicante de seppuku quería sufrir tanto, ni al público le apetecía contemplar ese macabro espectáculo, se ponía a disposición del practicante un ayudante en el suicidio, kaishaku en japonés. Este kaishaku era a menudo seleccionado para tal fin por el propio condenado. Numerosas veces era un amigo o un familiar. Su misión era permanecer de pie al lado del practicante y decapitarlo en el momento apropiado. Ese momento solía ser establecido de antemano a voluntad del suicida. Lo más habitual era acordar una señal que tendría que dar el que se disponía a morir, tras la cual el ayudante actuaba con rapidez mortal.
Algunos samuráis cuantificaban el valor de los practicantes del seppuku según lo lejos que habían llegado en la práctica del ritual antes de que el ayudante procediera a la decapitación, siendo considerados de excepcional valor los que llegaban a practicarse el corte vertical hacia el esternón.

Las mujeres nobles podían enfrentarse al suicidio por multitud de causas: para no caer en manos del enemigo, para seguir en la muerte a su marido o señor, al recibir la orden de suicidarse, entre otras.


Técnicamente, el suicidio de una mujer no se considera harakiri o seppuku, sino «suicidio» a secas, jigai (自害) en japonés, en oposición al término habitual para la palabra, jisatsu (自殺).
La principal diferencia con el seppuku es que, en lugar de abrirse el abdomen, en el jigai se practicaba un corte en el cuello, seccionándose la arteria carótida con una daga con hoja de doble filo llamada kaiken. Previamente, la mujer debía atarse con una cuerda los tobillos, muslos o rodillas, para no padecer la deshonra de morir con las piernas abiertas al caer.



1.4. Un suicidio ritual en 1970


Yukio Mishima, fue un novelista, ensayista, poeta y crítico japonés, considerado uno de los más grandes escritores de Japón del siglo XX. Fue fundador del Tatenokai (milicia privada que fue creada en Japón con el fin de defender los valores tradicionales japoneses y devolverle la importancia al Emperador).

El 25 de noviembre de 1970, Mishima envió la última parte de El mar de la fertilidad a su editor. Después, junto con cuatro miembros de la Tatenokai  se dirigió al cuartel general de Tokio del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. Una vez dentro, procedieron a cercar con barricadas el despacho y ataron al comandante a su silla. Con un manifiesto preparado y pancartas que enumeraban sus peticiones, Mishima salió al balcón para dirigirse a los soldados reunidos abajo. Su discurso pretendía inspirarlos para que se alzaran, dieran un golpe de estado y que devolvieran al Emperador a su legítimo lugar. Como no fue capaz de hacerse oír, acabó el discurso tras unos pocos minutos. Regresó a la oficina del comandante y llevó a cabo su seppuku. La costumbre de la decapitación al final de este ritual le fue asignada a Masakatsu Morita, miembro de la Tatenokai, pero Morita no fue capaz de realizar su tarea de forma adecuada. Después de varios intentos fallidos, le permitió a otro miembro de la Tatenokai, Hiroyasu Koga, acabar el trabajo. Entonces, Morita también llevó a cabo su seppuku y fue decapitado por Koga.
Con su muerte, desapareció uno de los críticos más lúcidos de la sociedad japonesa de posguerra y un artista que marcó señaladamente un rumbo en la historia de la literatura japonesa contemporánea.
Mishima preparó de forma meticulosa su muerte durante al menos cuatro años y nadie ajeno al cuidadosamente seleccionado grupo de miembros de la Tatenokai sospechaba lo que estaba planeando. Mishima se aseguró de que sus asuntos estuvieran en orden e incluso tuvo la previsión de dejar dinero para la defensa en el juicio de los otros tres miembros de la Tatenokai que no murieron.


2.- EL SUICIDIO EN JAPÓN EN LA ACTUALIDAD

2.1 Datos estadísticos
   
Según datos recogidos por la Jefatura de Policía y el "Informe de estrategias ante el suicidio", publicado por el Gabinete en 2014, el número total de suicidios en 2013 fue de 27.283. Simplificando los números, eso significa un suicidio cada veinte minutos. Si comparamos estas cifras con las de muertes por accidente de tráfico del mismo año (4.373), veremos que los suicidios son 6,2 veces más numerosos. Y si las dividimos por sexos, los hombres representan un 68,9 % del total: 18.787. En cuanto a la edad, un 17,3 % del total son personas de 60-69 años (4.716), los más numerosos, seguidos de los que están en la franja 40-49 (4.589, el 16.8 %), los de 50-59 años (4.484, 16.4 %), y los de 70-79 años (3.785, 13.9 %).




2.2 Principales causas

Los problemas de salud (23,5%) son la principal causa de suicidio, seguidos de los problemas económicos (22,1%), los problemas domésticos (19,2%), los problemas laborales (18,1%),  los problemas en la escuela (5,4%)    y problemas en relaciones (1,5%).       


    2.3 Medidas para evitarlo
   
También hay casos de personas que cometen suicidio debido a la pérdida de familiares o bienes en desastres naturales. En 2011 se produjeron 55 suicidios provocados por el Gran Terremoto con Tsunami del Este de Japón, mientras que en 2012 se dieron 24 casos y en 2013, 38. En cada año la cifra de hombres que se quitan la vida siempre es superior a la de las mujeres, y las secuelas del desastre continúan.

En junio de 2007 el Gobierno, usando como base la Ley Básica de Estrategia ante Suicidios, promulgada el año anterior, publicó un documento conocido como "Fundamentos de la Estrategia General ante Suicidios" como parte de sus guías de cara a este problema. En el mismo se divide a los suicidas en tres grupos: jóvenes (hasta 30 años), personas de mediana edad (entre 30 y 64 años) y ancianos (65 años o más), y se señalan las maneras de implementar diversas estrategias diseñadas para cada uno de esos grupos. Pese a que ya han transcurrido siete años desde la publicación de dicho documento, es imperativo que el país y su sociedad actúen para reducir el número de suicidios

3. BIBLIOGRAFIA



Naomi Beltrán Pardo 4.4

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